Manjar para el bloges, delicatesen para los mejores paladares
Ahora, trece años después, me doy cuenta de que no comprendo a absolutamente nadie. Ya no me sirve recorrer 3.000 quilómetros para sentirme como en casa, pues ninguna casa es mi casa y ninguna gente es mi gente. Y sí, lo estoy pensando de veras. Lo de ir a vivir a la Luna.