No falta quien ha puesto reparos de género a esta práctica fetichista
Fui a la mesa de noche, al mismo lugar en el que había guardado las esposas y comencé a rebuscar, pero no aparecían las dichosas llaves. Incluso volqué todo el contenido en la cama para ver si estaban escondidas entre los calzoncillos o bien calcetines, mas no aparecían. Me estaba comenzando a agobiar.